Reflexión

El cuerpo como frontera, como entidad con estatuto propio, dique que contiene nuestra subjetividad y que además la integra, ha sido largamente ignorado e incluso despreciado por pensadores que, desde la Grecia clásica hasta la modernidad, preconizaban la superioridad de la razón respecto de la podredumbre y malignidad de la carne. Con el mundo sensible así subestimado, toda noción que aludiera al ser como cuerpo en el mundo, como ser encarnado, como experiencia sensorio-afectiva, no sólo racional e intelectual, resultaba "in-pensable". (Sodely Páez, "El cuerpo y sus usos en el arte contemporáneo"/ Crítica Latinoamericana)


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La Escultura Humana

El cuerpo como frontera, como entidad con estatuto propio, dique que contiene nuestra subjetividad y que además la integra, ha sido largamente ignorado e incluso despreciado por pensadores que, desde la Grecia clásica hasta la modernidad, preconizaban la superioridad de la razón respecto de la podredumbre y malignidad de la carne. Con el mundo sensible así subestimado, toda noción que aludiera al ser como cuerpo en el mundo, como ser encarnado, como experiencia sensorio-afectiva, no sólo racional e intelectual, resultaba "in-pensable". (Sodely Páez, "El cuerpo y sus usos en el arte contemporáneo"/ Crítica Latinoamericana)

 

Por su parte, Freud sostuvo que toda experiencia con el mundo pasa por el cuerpo, incluso antes de la adquisición del lenguaje y de la toma de conciencia. Esta travesía no puede hacerse impunemente, deja huellas, y un cuerpo averiado es casi invariablemente comandado por un yo averiado. Para algunos, dependiendo de su constitución psíquica, sus experiencias de vida y/o sus deficiencias físicas, es a veces cárcel, no recinto. ("El yo y el ello". 1923)

 

Dos párrafos para ejemplificar la historia misma de la filosofía humana: ¿qué soy? ¿quién soy? ¿para qué estoy? Y la búsqueda de la respuesta a través de explicaciones muchas veces opuestas:

 

El ser humano: ¿entidad dual: cuerpo-alma? ¿entidad única indisoluble?

El arte clásico acompañó a su época y se ocupó mucho de la espiritualidad. El arte contemporáneo se ha metido mucho con el cuerpo; al extremo que algunos artistas han utilizado su propio cuerpo como material (arte carnal o body art).

 

La imagen corporal es la imagen del cuerpo que cada sujeto tiene de sí (Schilder). Al decir de Sodely Páez: La imagen es el nuevo dios de los tiempos actuales y el cuerpo, su instrumento por excelencia. Hoy, ya no es imprescindible actuar sobre lo psíquico para intentar, aún infructuosamente, corregir un juicio de realidad alterado. Hoy lo alterado es la realidad y un sencillo y rápido corte de algo que cuelga y sobra, ajusta el cuerpo equivocado a la imagen que de él se tiene como real.

 

Pero... ¿debemos ser el cuerpo que el destino nos tiene reservado? Si podemos mejorar nuestro espíritu... ¿no es válido adecuar nuestro cuerpo? Si somos una sola entidad...¿nuestro cuerpo puede mejorar nuestro espíritu?

Cuando cambiamos... ¿somos los mismos, o somos otros?

 

                       Muchos interrogantes. La respuesta correcta se encuentra solamente dentro de cada uno de nosotros...

 

 

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El ser humano se diferencia de otros seres vivos por el reconocimiento de su propia existencia y consecuentemente, la certeza del fin de la misma.

Eso condiciona toda su vida.   Consecuentemente con ello una situación le recuerda permanentemente este principio: a medida que madura su espíritu y crece en edad, se degrada progresivamente su envase corporal.  

Cuerpo y Espíritu: ¿unidad indisoluble? ¿dualidad temporal?

La profesión médica convive diariamente con este dilema,  pero no  permite resolverlo. La creación artística permite exponerlo. La cirugía plástica permite atenuarlo. La conmoción individual del espectador le permite sentir su propia respuesta.

 

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